sábado, 8 de marzo de 2008

Hay cosas que nunca se olvidan...quedan marcadas y reviven cada vez que algo alrededor dispara la memoria sensorial y nos transporta a ese momento en especial que por algo se volvio inolvidable...claro que algunas personas tienen mejor memoria que otras. Tal era el caso del señor Fujín.

El señor Fujín era un exéntrico hombre de negocios a quien nadie entendía pero al cual todos obedecían ciegamente gracias a su buen tacto a la hora de los negocios. Nunca decía una palabra más de la necesaria. Ni una menos tampoco. Sus empleados sabían que dos o tres veces por día al señor Fujín lo atacaban los recuerdos. Algún aroma, color o textura lo llevaba a cerrar los ojos con el gesto correspondiente al recuerdo. Los recuedos de amor llevaban una sonrisa y elevaban su mentón levemente. Los recuerdos tristes dibujaban una extraña curva en sus labios. Los recuerdos que le generaban bronca le endurecían el gesto y lo ponían de mal humor por unos dos o tres minutos durante los cuales nadie se animaba a acercársele siquiera.

Los recuerdos lo abordaban en cualquier parte...entrando a la oficina junto al escritorio de su secretaria, a la hora del almuerzo, frente a la junta directiva en una reunión. Ya todos sabían que luego de un par de minutos el señor Fujín volvía a la normalidad y todo seguía su curso.

Pero aquel día fue distinto. El señor Fujín se dirigía hacia su oficina como de costumbre cuando al pasar frente a los baños algo lo llevo a pararse en seco mientras un recuerdo se le dibujaba en la cara. El trance esta vez fue distinto...el recuerdo le generaba varias cosas porque sus gestos cambiaban minuto a minuto. Amor. Bronca. Tristeza. Bronca. Amor. Los sentimientos iban y venían por su rostro sin soluciín de continuidad.

Cuando paso la primera hora la preocupaciín era generalizada. No había manera de sacar al señor Fujín del trance. Al finalizar el día se todos se fueron a sus casas, dejándolo allí con su recuerdo.

A la mañana siguiente, seguía exactamente igual. Todavía está ahí frente a los baños sin moverse, recordando.

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