Hoy las voy a contar un poco mi forma de ser,
la terrible facilidad que tengo yo para perder
Pierdo la ropa y pierdo apuestas, en pocas copas
pierdo lo que llevo a cuestas, pierdo
vergüenza cuando estoy con mis amigos, cuando
canto pierdo el hilo de lo que debo cantar,
perdí el pudor, perdí mil noches
frente al mar.
Perdí alegría, y tambien perdí
inocencia, refugiándome en los libros me
sirvió para entender que a mucha gente no
le importa la miseria, que solamente les interesa
el poder. Perdí la fe en la democracia
cuando ya no me dio gracia ver que manejan los
hilos de la nación los que tienen un dolar
como corazón.
Perdí tiempo y dinero perdí el
celo, perdí el fuego perdí el vuelo,
perdí el arte de soñar, algunas
noches pierdo un recuerdo, pierdo la cuenta ya de
todo lo que pierdo. Pierdo la voz de la conciencia
entonces quedo hablando solo, me pierdo de polo a
polo en encontrar alguien con quien poder reir,
poder llorar.
Y tengo suerte de no haber perdido un diente,
refugiado en aguardiente nunca sé cuando
parar, pierdo la vida en una vuelta de ruleta,
pierdo la bocha por hacer una de más, y me
hundo en el primer surco profundo perdiendo de
nuevo el rumbo del caballero que fui, y ella
perdió los dientes que yo no perdí.
Pero una noche, de esas que creí perdidas,
jugando a las escondidas con el amor me
encontré, y así fue que me robaron
algo valioso, estoy agonizando y le quiero pedir
por dios que usted busque por mí a la mujer
que me robó de una mirada insensible
el corazón, no puedo ir yo porque perdí
su dirección.
Las pastillas del abuelo
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1 comentario:
Muy buena, cruda y real la letra de esta canción. Te felicito por la elección, Pau. Tienje mucha poesía desencantada e impregnada de vivencias de barrio y del escepticismo del que se cansò de perseguir ilusiones truncas. Muy bueno el blog. Besitos.
Esti
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